viernes, 4 de noviembre de 2016

El laurel de Apolo

COMO expresa Cervantes en Viaje del Parnaso el que se vea en la cúspide elegida de los poetas, debe dar gracias a Apolo por esa condición natural, pero el que no se halle entre esos mimbres debe, igualmente, mostrar la máxima gratitud a Apolo. En ningún estadio de la vida, como en la poesía,  ser y no ser en ella es conmoción y llanto.   
La condición de poeta pareciera una dádiva de otro orbe, una ofrenda de los astros, a un individuo que siente y escribe y padece las convenciones humanas mas con la sustancia del límite. 
Cervantes va más allá e incluye al lector-poeta desde el prólogo, pues no cabe en la cabeza de Cervantes que el escritor o, como en este caso, el bardo, no sea lector antes que otra cosa. 

Y más aún, la Carta de Apolo a Cervantes o los exquisitos e irónicos Privilegios, ordenanzas y advertencias que Apolo envía a los poetas españoles son una breve pero intensa muestra de la plena consciencia de Cervantes de sus marros como poeta en la vida. 

"Que no mire en puntos" es la expresión castiza con la que Cervantes se dirige a los poetas para que estos no se distraigan en lo que no deben, para que no muestren su atención y desarrollen sus cualidades con la materia que no le pertenece a la poesía. 

Cuantos, en este tiempo de poetastros, no han querido subir hasta Parnaso cuando en realidad lo estaban haciendo hacia la punta de su vanagloria. Egotismo, vanidad, soberbia y envidia no caben en poesía ni tampoco en la condición de lector. La vitupera hasta el extremo y la revuelve hacia la insuficiencia.