jueves, 7 de enero de 2016

PUEDE que Timeo de Platón, como indica Godwin en Armonía de las esferas, debiera ser incluido entre aquellas palabras, letras "reveladas", que convocan una suerte de reflector universal que todo lo proyecta y todo lo recoge. Me quedo leyendo, releyendo, anotando las impresiones tras la lectura del pasaje en que el filósofa pitagórico de Locros diserta sobre la creación del alma del mundo y, con ello, de la formación de la estructura de los elementos todos y el mecanismo del cuerpo humano. 
En este punto, me encuentro con un pasaje que describe diáfanamente la categoría de indolencia suma: "El cuerpo del universo fue generado visible; pero el almas invisible, participando de una energía y armonía racionales, subsistiendo como la mejor de las naturalezas generadas, puesto que su artífice es el mejor de los seres inteligibles y perpetuos".

Día a día, con el paso de las lecturas, hay un poeta que va alcanzado mi admiración más profunda: Quevedo.