martes, 25 de noviembre de 2014

REALMENTE no sé cómo escribir de otra forma. Poseído por los libros, por las palabras de los demás, esta es mi estancia en las letras. ¿Es poco? Pero, ¿qué es mucho?  Entiendo a Bécquer cuando afirmaba que el poeta es un vaso; y a Darío cuando hablaba del crisol. 
Soy lo que no es mi individualidad. No quiero serlo. Ser polifonía es la esencia. Desdibujar todo lo tuyo en cada palabra; que parezca de otro aun siendo tú quien la edifica. 

El número tres me habla de empalago y me quedo meditabundo. 

Quevedo en la Torre. Recita de memoria las palabras de Séneca: "Cum libelos  mini plurimus sermo est". Fue este poeta quien, lejos de toda erupción, sentenciaba: "En mí tengo compañía,...Doyme todas las horas tengo conversación...; razonan conmigo los libros, cuyas palabras oigo con los ojos". 
La soledad pronunciada de las palabras altisonantes. En la bóveda de cada lector se concita una espera. hay que saber escucharla, templarla con el alma. Cuando esto sucede, puede que comience a brotar el eco coral del universo.