lunes, 28 de julio de 2014

SON las doce y media de la madrugada. Debo descansar. Llevo tres días con la insuficiencia respiratoria de todos los veranos cuando la humedad impera. No duermo por las noches, pero leo caninamente. Terminé el libro de Vasari y he comenzado a releer algunos pasajes de Eneida.
E. descansa después de un día de ajetreo. Ella me muestra el mundo nuevamente cada día. Sus palabras, sus gestos, sus incomprensiones. Lo mira todo con la extrañeza de un avejentado sabio, pues cuanto más tiempo estamos aquí más perturbada se convierte nuestra mirada sobre el mundo y nosotros mismos. 

jueves, 24 de julio de 2014

EL escritorio ha quedado como un recoleto surtidor de variedades. Andan los libros revueltos, los bolígrafos y cuadernos, plásticos por encima, útiles que dejaron de serlo hace mucho, papeles escritos a mano. De todo el paisaje, como un lugar secreto, los libros predilectos. Virgilio y también Dante, cada vez más, Dante.
Está todo como uno, buscando una forma y una silueta a su naturaleza. En constante transformación, debe uno aceptar la naturaleza toda, los contrarios, y tañirlos al unísono en cada respiración sostenida. Si suena una música, una sola armonía, serremos en ella más que nunca. 




martes, 22 de julio de 2014

A MANO o con el ordenador, la grafomanía sigue punzando cada mañana. Distintos son los textos que uno va pergeñando, pero todos poseen últimamente el afán de quedar en nada, de restar más que sumar, de terminar siendo un huella transparente quizás tan sólo de una coincidencia furtiva entre la figura del mundo y de un individuo. Cuando eso sucede ocurre en el individuo una suerte de fuerza pertinaz que lo sobrecoge y lo conduce a la armonización con el entorno.
Sin embargo, lo que más me satisface es defender la condición de lector efervescente, de lector que espumea y se dispara para ocuparlo todo al contacto con las letras, las sílabas, las palabras, los enunciados y los sentidos que modelan la literatura. Al roce con un texto literario, pareciera desorbitarme, -en una gustosa soledad-, y diluirme en el texto mismo. 
En este sentido, pienso que el texto literario posee este sentido primero desde su nacimiento como tal. El sentido de la transformación del individuo tal que las distintas disciplinas artísticas. ¿No podríamos clasificar las artes según su potencial de transformación y catarsis? El propio Schopenhauer, tras la pista de los presocráticos, Platón y neoplatónicos, así lo confiere, pero no es el único. El propio sistema mitológico parece estar desarrollado en función del calado espiritual de sus disciplinas. 
Esta influencia que culmina en el interno abismo de cada uno y que es intransferible, acaso solo sugerida a través de la belleza, es fuerza teleológica que convierte el mundo en un lugar de cifras y símbolos. Para el que vive poseído por las figuraciones del arte el mundo mismo se transforma -el canto del pájaro, el amanecer, los astros, el campo, la noche, por ejemplo- en lugares de esa interpretación inicial. ¿Engañosa, irreal? Como todas. Pues, ¿cuál termina siendo verdadera?

sábado, 19 de julio de 2014

PENSABA que la banalidad no permitía apreciar la eternidad, pero ahora pienso que la eternidad tampoco deja fructificar en lo eventual que la forma. Quizás existan varias estancias que nos perforan la consciencia y nos aturden en el entendimiento del devenir, mas incluyo, en estas semanas, otro estadio, una suerte de purgatorio, demediado, limítrofe, neblinoso, en que suceden una y otra temporalidad y que transforma y renueva. Todo en él ocurre en el silencio de la soledad, nada conmueve al sentir, todo es aséptico para el espíritu. 

lunes, 14 de julio de 2014

AQUÍ, en Capri, el atardecer se llena de tules y de esencias marinas. Arrinconado de todo, recuerdo al poeta, a Rilke, ensimismado por estas laderas que caen hasta el fondo mismo del azul del mar, de la intensa transparencia. Es una suficiencia todo esto, lo que contemplan mis ojos y mi espíritu.  








miércoles, 9 de julio de 2014

SIETE
           AÑOS
                       escribiendo
                                         de continuo.
                                                            Escribir para leer.
                                                                                        R
                                                                                            E
                                                                                               E
                                                                                                  L.

lunes, 7 de julio de 2014

"El yo siente como rota y fragmentada su propia naturaleza psicosocial y su participación en los sistemas de signos en que descansa la vida cotidiana. Es la crisis que vivió Ovidio", explica Claudio Guillén. creo que el poeta termina anulando el tiempo eventual y se instala en lo que Jung llamaba "el tiempo de lo venidero". 


"La contemplación de la grandeza determina una actitud tan especial, un estado de alma tan particular que el ensueño pone al soñador fuera del mundo próximo, ante un mundo que lleva el signo de un infinito". Pocas palabras como estas, de mi admirado Gaston Bachelard explican y razonan la poesía de Leopardi. 

¿Qué es un cuaderno sin erratas? Una bitácora moderna. 

domingo, 6 de julio de 2014

LEO. RELEO. Anoto las palabras de los demás para escribir la lectura. Memorizo las palabras de los demás, sean falsas, sean verdaderas. me guío por el dictado del corazón, pues, disfruto en la frontera de lo irracional. Por ello, cuando leo me satisface en grado sumo que las palabras de otro, de otro hombre, de otro ser, lleguen a conmover -en el sentido del étimo- y provoque que escriba. Es quizás, en estos días, la única fuerza que lo provoca. 

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"De las cosas que tienes escoge las mejores y después medita cuán afanosamente las hubieras buscado si no las tuviera", Marco Aurelio. 

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El mundo nación sin palabras, pero había luz. Surgió sin hombres, pero había aritméticas invisibles.




sábado, 5 de julio de 2014

viernes, 4 de julio de 2014