viernes, 6 de junio de 2014

LA MELANCOLíA no se da en el cerebro ni proviene de un mal estado del espíritu. Ni en el corazón ni en el cerebro, es visceral. Cuando irrumpe destroza todo entendimiento y toda razón y me deja en llanto vivo, casi sublevado y sometido a una extensa intemperie y vacío. Sucede que me canso de ser hombre.