jueves, 1 de mayo de 2014

SIENTO una profunda melancolía de no sé que causa, qué origen. Una extrema conmoción que me hace llorar, llorar de ríos que se van, de mansedumbre desbocada, de armonía vicaria que se superpone a todo y que trasluce mi insuficiencia. 

Podría afirmarse que hoy he vivido: hemos ido a la playa de Roche, muy temprano; E. se ha bañado conmigo y me ha dado mil abrazos y besos; hemos observado unas gaviotas; nos rodeaban espinos, romeros, acantilados, piedra al viento y hemos visto cómo un conejo se agazapaba ante el ruido de nuestros pasos; el sol ha brillado sin estulticia mas con soberbia; hemos construido, en la arena, la metáfora de nuestras vidas. Hemos almorzado juntos y E. ha sonreído generosamente.  
Cuando E. se quedó dormida, abrí el libro que llevaba en la maleta. Leí poco, porque mientras trataba de ajustar un parecer y otro con la lectura, no dejaba de azuzar en el pensamiento la idea que se ha convertido en bucle y espiral. ¿Será esa la profunda melancolía, la cauda?
Medito, por unos instantes, y pienso en la relación entre los términos "poesía" y "poema". ¿Hubo poesía antes del primer poema o la poesía es la suma de las manifestaciones concretas de los poemas?