miércoles, 4 de septiembre de 2013

DUERMO cuando vivo, vivo cuando sueño. Apenas percibo la lluvia si no golpea mi cara; el aire no existe más que cuando se encrespa, a pesar de estar en mí de continuo.  Soy incapaz de ver la aurora si no está frente a mis ojos, ni la noche, ni el fuego, ni el trazo de un lápiz en un papel. Mi consciencia es corta y está aletargada.  Cuando tengo, deseo; cuando deseo nunca obtengo lo deseado. Lo breve me parece eterno, lo infinito cabe en una gota de agua. Los hombres adultos me aburren y yo mismo creo que aburro a E. Los niños despiertan un trazo del origen, del tiempo más cercano al origen.