lunes, 24 de septiembre de 2012

ESTE año, lingua latina. En medio de tanto desastre, de tantos compañeros apesadumbrados y quejumbrosos, se siente uno privilegiado,  poseído por una extrañeza que nadie comprende. Entro en las aulas con una gran motivación, viviendo lo que mencionaba Curitus como el tópico del mundo al revés. Cada mañana vislumbro el mundo, con Virgilio, con Horacio, con Catulo y, en ocasiones, con Tito Livio. 

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HAY lectores inteligentes, que miran el texto con soltura, cargados de experiencia lectora, pero hay otro tipo de lector, el lector que comparte la consciencia con el autor. Ese lector es el lector necesario, el que descubre la obra como nunca antes lo había hecho nadie. Este lector posee el privilegio del descubrimiento y ,además, de la creación, pues apertura en el propio texto nuevas dimensiones semánticas que no residían en la intención del creador inicial.