miércoles, 8 de agosto de 2012

A VECES, se encuentra uno con ciertas afirmaciones de poetas que vienen a confirmar la importancia de sus juicios en las lecturas personales. Es el caso del siguiente poeta que, como era habitual en él, no dejaba ocasión para dejar a la luz pública su inquina y sus apreciaciones motivadas por la envidia, porque esa es la información implícita que extraígo de estos asertos sobre maestros de la poesía castellana. Por estos motivos, debe aprender uno de lo bueno y de lo malo, de lo virtuoso y de lo efímero. Hay que poner cuidado cuando uno se pronuncia bien desde el ego o bien desde el centro de la poesía. No cabe la falacia ni el despropósito en el centro indudable; sí, toda la vanidad en las desviaciones a que todo poeta estará sometido desde el ego. 

Este poeta, -que nos ha legado un puñado de poemas soberbios-, escribió sobre Antonio Machado lo siguiente: "No es seguro que el prestigio grande de que hoy goza la obra de Machado resista intacto el paso del tiempo";  y, sobre Juan Ramón Jiménez:  "Jiménez rara vez ha mostrado curiosidad intelectual por sorprender lo que haya bajo la apariencia. [...]. Es quizás el único escritor español de su tiempo para quien intelecto, pensamiento, razón, fueron nombres y nada más, ha vivido como si la inteligencia, [...], no fuera cualidad humana.[...]. A partir del Diario de un poeta recién casado va a usar del verso libre; un verso libre balbuceante. La última perla: " [...], entre 1917 y 1930, ejerce este poeta una verdadera dictadura en el reducido ambiente literario español". Todas las citas traídas al diario pertenecen a Luis Cernuda en Estudios sobre poesía española contemporánea, Madrid, Guadarrama, 1975. Y las dejo aquí, como aviso para navegantes, para mi propia navegación, sobre todo para esos momentos en que, encrespado en un falso juicio, tenga que detenerme en mis apreciaciones.      


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HOY me siento Alicia. Una voz se cuela por la ventana. Es la consciencia azuzando la memoria, cincelando con los diálogos platónicos la preponderancia de la memoria sobre la palabra escrita, la palabra volátil, la que no se hace intravenosa. Entonces, esa voz se convierte en una oruga, la misma oruga que conversa con Alicia, en el país de las maravillas:

"-¿QUIÉN eres tú?- preguntó la Oruga.
[...]
- Pues, verá usted, señor..., yo..., yo no estoy muy segura de quién soy, ahora, en este momento; pero al menos sí sé quién era cuando me levanté esta mañana; lo que pasa es que me parece que he sufrido varios cambios desde entonces.
- ¿Qué es lo que quieres decir?- dijo la Oruga con severidad-. ¡Explícate!
-Mucho me temo, señor, que no sepa explicarme a mí misma - respondió Alicia- pues no soy lo que era, ¿ve, usted?".

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QUISIERA que este diario terminara siendo un tablero de citas entre las que resuene mi voz propia, pues el arte es un sistema de vínculos que conduce a una comprensión total del lenguaje artístico.
Un yo siendo otro, la voz propia siendo la ajena. Unidad es el término que aglutina la armonía completada de proporciones inferiores. La Unidad es la confabulación natural del arte, el brote límpido y verdadero de la palabra poética sin fruslerías, sin concesiones.  Con Platón: " El vínculo más bello es aquel que puede lograr que él mismo y los elementos por én vinculados alcancen el mayor grado posible de unidad. La proporción es la que por naturaleza realizar esto de la manera más perfecta".  

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LEO, tomado por la admiración, Recuerdos, sueños, pensamiento, de C.G. Jung. Los tres primeros párrafos del Prólogo los he releído y subrayado en varias ocasiones. En esas líneas hay un mensaje encerrado, una intriga, quizás la significación profunda de lo que está por venir en el relato de su vida.