viernes, 26 de agosto de 2011

PURA, encendida rosa, émula de llama lacerante, cuánto de ti sé mar de ajenas orillas, cuánto habitas en mi memoria sin ser descifrado. Has dictado la guerra en la belleza y en tu infinitud doran los aires origen y música. Sofocante mar, neptuniano figurador de naufragios, abrasante llaga encimada y corona exacta de los llantos de Apolo. En ti la contemplación supura el eco de los héroes, en ti la mirada es espécula lámina de borbollantes algas. Mar, eres rosa, llama, guerra sin fin, origen y música, figurador de naufragios, eco y lámina de la transparencia. Mar eres centro y límite, retorno hambriento y desdicha, eres fundición del cosmos en la noche, respiración de la noche, branquias de la noche, luminaria secuencia de la huida del sol, de los sauces que postran y encorvan sus anchos cuerpos, sus brazos lenguas derramadas.

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